Nauta
Como guerreros navales los romanos no eran muy buenos. Copiaron de los fenicios el quiquerreme, una mejora del trirreme, al que añadieron un puente levadizo con unos ganchos que anclaban en el barco enemigo para abordarlo. Desarrollaron también un pequeño navío de guerra, la "liburna", que tenía una o dos filas de remeros laterales, un mástil con una vela cuadrada y un espolón, que colocaban indistintamente a proa o a popa, para embestir al barco enemigo.
La navegación romana se dirigía principalmente hacia la vertiente comercial. Los barcos mercantes se denominaban "oneraria" y llegaban a tener 40 metros de eslora, un casco sólido, una vela cuadrangular y una gran bodega donde se transportaban sacos con grano y ánforas con vino, aceite y salazones. La navegación comercial se realizaba entre los meses de marzo y octubre para evitar las inclemencias climáticas. Al inicio de la temporada se hacía una ceremonia, la Navigium Isidis, para propiciar las buenas travesías. Por lo general los barcos anclaban cerca del puerto y desde allí se desembarcaba la mercancía y a los posibles pasajeros en pequeños barcos que llegaban hasta la orilla dela playa.
En Ostia Antica, importante puerto comercial de Roma, encontramos en el Foro de las Corporaciones los restos de los almacenes y oficinas comerciales, con abundantes representaciones del sector de la navegación. El mosaico del pavimento de cada almacén indica la especialidad de cada uno de los armadores y comerciantes.
En Herculano han quedado los almacenes portuarios donde se refugió parte de la población durante la erupción del Vesubio con sus pertenencias más preciadas y allí perecieron volatilizados por las altas temperaturas.
En Pompeya se cree, en base a los anclajes para argollas en ella encontrados, que la actual Porta Marina se encontraba en el puerto.