Meretrix
La palabra lupanar, prostíbulo, procede de "lupa" (loba), que era uno de los nombres que se les daba a las prostitutas. La prostitución no estaba prohibida. A pesar de ello, las prostitutas debían vestir una toga corta marrón, igual a la de los hombres, y llevar el pelo teñido de rubio, o ponerse una peluca rubia (capillamentum), para distinguirlas del resto de las mujeres. La mayoría eran esclavas, explotadas por sus amos, aunque había mujeres de condición libre que se prostituían por dinero o placer, conocidas como "famosae", entre las que podemos señalar a Julia, la hija de Augusto o a Mesalina, la mujer de Claudio. También había hombres que se dedicaban a este oficio.
Dependiendo del lugar donde ejercían, recibían un nombre. Las que lo hacían bajo los arcos de los puentes o del anfiteatro, los "fornici" (de donde proviene la palabra fornicar), se denominaban "ambulatarae". Las que comerciaban entre las tumbas de las necrópolis, "busturiae". Las de los bosques, "lupae" y las "prostibulae"son las que lo hacían donde podían. La que prestaba sus servicios en el burdel se conocía como "meretrix" y, a diferencia de las anteriores, estaba inscrita en un registro y pagaba impuestos. El "lenus" era el encargado del burdel.
Según su categoría recibían apelativos diferentes. Así las "delicatae" eran las prostitutas que ocupaban el más alto rango y entre sus clientes estaban senadores y ricos comerciantes. Las que ocupaban el lugar más bajo se llamaban "triviae" porque ofertaban las tres vías naturales para el coito.
Solo a las prostitutas se les permitía la felación. La sodomía era práctica habitual con esclavos y sólo se permitía en una ocasión con la esposa, en la noche de bodas. El cunnilingus era una práctica tan degradante que si se descubría que algún ciudadano lo practicaba se le imponía el mismo status que a las prostitutas y se les impedía votar o presentarse a elecciones.
Las prostitutas practicaban la anticoncepción con lavados. Por su parte, las mujeres que usaban los servicios masculinos, buscaban espadones, esto es, hombres castrados en edad adulta que no tenían rasgos de eunuco.
Los lupanares tenían licencia municipal. En ellos había unos cuantos cubículos con una cama de mampostería sobre la que se echaba un colchón y una cortina como única separación del pasillo de acceso.Los lupanares estaban decorados con escenas eróticas a modo de muestrario y son numerosos los esgrafiados que tanto clientes como prostitutas han dejado sobre sus paredes. Se han contabilizado más burdeles que panaderías en Pompeya.