Los Ninfeos
En su origen eran considerados lugares de culto a las ninfas, seres acuáticos que habitaban en grutas. Aunque en sus inicios se construían altares en grutas naturales, posteriormente se edificaron grutas artificiales provistas de agua que con el tiempo se transformaron en una construcción con forma de ediculo con una hornacina en su interior de donde manaba una fuente. Se decoraban con teselas multicolores, formando figuras, y conchas. En su interior, se revestía una zona con piedra volcánica, recordando el aspecto de una gruta natural. Estas fuentes adornaban los peristilos de las casas pompeyanas y herculanenses, refrescando el lugar.
El agua procedía de fuentes naturales, a veces situada a kilómetros de distancia, que era llevada a través de acueductos realizados con tuberías de barro o plomo. Los acueductos canalizaban el agua por gravedad hasta la población, por lo que a tramos iban subterráneos o sobre puentes construidos ad hoc, almacenandose en el "castellum aquae", unas torres elevadas de donde partían tres ramales que llevaban a cisternas de decantación para purificarla. El primero era el prioritario, ya que abastecía las fuentes y letrinas públicas. El segundo dirigía el agua hacia las termas y el tercero suministraba a las propiedades privadas, bien para aprovisionar sus ninfeos o para su uso industrial, como en las "fullonicae" (batanes).Cuando había escasez de agua, el tercer ramal era el primero en quedarse sin suministro de agua, ya que su uso era superfluo.
Toda el agua usada se recogía en cloacas a través de una red de alcantarillado. Además de los mencionados usos, los habitantes de las ciudades tenían la obligación de almacenar agua en las casas para la extinción de incendios. El "curator aquarum" velaba por la adecuada distribución de las aguas y era nombrado directamente por el emperador. Cuando aún era escasa la red de suministro, era fácil que se dejara sobornar por personas adineradas que querían tener agua en sus casas para "pinchar" una conducción.